Entre hermanos anda el juego

Los Balaguer y los Luján. Los Luján y los Balaguer. Cuatro deportistas con vidas casi simétricas, idénticas. El Proyecto FER 2016 puede presumir de englobar en su nómina de componentes a algunos de los mejores regatistas nacionales de la clase 420, la antesala de la modalidad olímpica 470. La singularidad de la historia reside en los vínculos que les unen. Nacho y Carlos compiten juntos, forman un equipo (en las clases 420 y 470 se compite por parejas). Son los hermanos Balaguer. Mientras, al otro lado de la baliza, Quique y Pablo trazan sus ceñidas. Son los hermanos Luján. Dos dobles parejas que, desde hace tres años, luchan por los mismos objetivos. Una rivalidad deportiva sana y totalmente compatible con una sólida y sincera relación personal. Casi familiar. Casi fraternal.

El paralelismo entre las dos parejas de hermanos es casi absoluto. Los mayores, Nacho Balaguer y Quique Lujan, son del año 99. Ambos tienen, por tanto, 17 años. En realidad, Quique los cumplirá en septiembre. Los menores, Carlos Balaguer y Pablo Luján, nacieron en el 2000. La casa de los Balaguer, en Valencia, ha acogido a los Luján en más de una ocasión. Y viceversa, en Gandía. En la maleta de los Balaguer, había ropa de los Luján. Y viceversa. Para los padres de los Luján, si no pueden ganar Quique y Pablo, que lo hagan Nacho y Carlos. Y viceversa. Los cuatro se iniciaron en la especialidad optimist, en la que se compite en solitario. Y para que el mimetismo ya sea total, sus resultados más recientes son casi calcados. En 2015, en el Campeonato de Europa sub 17 de la clase 420 celebrado en Bulgaria, los Balaguer fueron cuartos, y los Luján, quintos. En el Mundial disputado en Japón, los Luján acabaron cuartos, y los Balaguer, terceros.

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Tantas experiencias compartidas, vitales y deportivas, dan para mucho. Se conocen a la perfección. En el mar y fuera de él. Así, los Balaguer destacan de Quique Luján “su cabeza fría, su capacidad para no perder nunca la concentración y para mantener siempre la compostura en la embarcación por muy adversas que sean las condiciones”. Sobre Pablo, subrayan “su carácter competitivo, sus ansias por ganar, su pasión por este deporte, que no le gusta perder nunca, aunque siempre se muestre deportivo y elegante con todos los rivales”. Mientras, la radiografía de los Balaguer por parte de los Luján es la siguiente: “Nacho es ágil en las viradas y táctico en las ceñidas; Carlos es un gran estratega en el timón y siempre mantiene la cabeza fría”. Donde si hay plena coincidencia es en señalar a Quique Luján como el más serio y a Nacho Balaguer como el más gracioso y extrovertido.

En los próximos días, a ambas parejas les esperan citas cruciales. Esta semana, disputan en San Remo, Italia, el Campeonato del Mundo absoluto. Y en agosto, afrontarán en Hungría el Campeonato de Europa absoluto. Además, durante el mes de diciembre, los hermanos Luján estarán presentes en el Mundial juvenil de la clase 420. Serán los representantes de la vela española. Recibirán la recompensa por haberse convertido en los regatistas juveniles nacionales más regulares tras la Copa de España de diciembre y el Campeonato de España de marzo. Las travesías cubiertas hasta el momento reflejan un pasado brillante. Las que están por llegar revelan un futuro vibrante e ilusionante. Y todo enfocado, a medio o largo plazo, hacia la presencia en los Juegos Olímpicos, el objetivo común de los cuatro protagonistas. “Si no podemos estar nosotros, que estén ellos. Somos rivales, pero sobre todo, amigos”. Un deseo plenamente compartido por Carlos, Nacho, Quique y Pablo.