El talento, frente a la adversidad. La clase, contra el infortunio. La plenitud, ante las lesiones. Adriana Rodríguez Salvador (Castalla, Alicante, 20 años) ha demostrado tener talento y clase de sobra para, en plenitud, poder aspirar a cotas muy altas. Sin embargo, la adversidad y el infortunio, plasmados en las lesiones, se han interpuesto en su camino. Dos graves percances en su rodilla izquierda le han lastrado. Han condicionado y ralentizado su evolución. Por dos veces, además, ha tenido que pasar por el quirófano. La primera, en agosto de 2021. La segunda, en febrero de 2024.
Tras la primera intervención quirúrgica, la judoca alicantina (categoría de menos 57 kg de peso) se rehízo y logró brillantes resultados. Por ejemplo, en 2022, consiguió una notable quinta plaza en el Campeonato de Europa sub-23, en Sarajevo, y se proclamó subcampeona de España absoluta. O, por ejemplo, en 2023, conquistó el oro en el Nacional junior, fue quinta en el Mundial junior y, sobre todo, se colgó un espectacular bronce en el Campeonato de Europa junior, en Holanda.
En ese mismo curso, debutó en dos grandes eventos internacionales de la categoría absoluta: estuvo en el Grand Prix de Perth y participó en el Europeo. Aunque en ambos torneos cayó eliminada tras los primeros combates, su mera presencia con apenas 19 años resultó muy significativa. Para su desgracia, el segundo paso por el quirófano le alejó de los tatamis en 2024. Año en blanco. Ahora, Adriana ya está recuperada y apta para reaparecer. Cruza los dedos para que su rodilla se mantenga firme y no vuelva a quebrase. El día 8 de febrero, le espera el European Open en Eslovenia.
Mi rodilla está bien. Recuperada, firme y estable para volver a la competición en buenas condiciones y con plenas garantías. Hemos dedicado mucho tiempo y trabajo, y creo que lo hemos conseguido
No voy a negar que hay algo de respeto, pero es mínimo y está claramente por debajo de la seguridad y la confianza. Al margen de la recuperación física, hay un trabajo psicológico muy intenso para evitar precisamente eso, los miedos, los temores y la psicosis.
He aprendido a ser muy paciente, a conocerme mejor y, sobre todo, a no rendirme, a no venirme abajo. En 2024, no competí, es cierto, pero reforcé mi mentalidad. De lo malo, siempre se pueden extraer enseñanzas.
No lo creo. Estoy expectante y ansiosa de conocer mis prestaciones, pero soy optimista. Me siento bien y preparada. Al menos, esas son las sensaciones que me transmiten los entrenamientos.
Ese es el objetivo, pero sin obsesiones. Vamos paso a paso, sin precipitaciones. De momento, empezaremos con diversos European Open. Espero conseguir buenos resultados y reivindicarme de cara a los Grand Prix, a los Grand Slam o, incluso, por qué no, al Campeonato de Europa.
Sí, es uno de mis objetivos del año. Aún falta mucho, porque es a final de 2025, pero sí, es uno de los torneos que tengo subrayado en mi agenda. Incluso, sueño con el podio.