Andrés García: ha roto muchos platos en su vida

En su caso, la cara sí es el espejo del alma. El semblante de Andrés García (21 años, nacido en Cuenca, pero residente en Requena y formado deportivamente en Cheste) responde fielmente a su carácter. Estamos ante un chico serio, tranquilo, tímido, introvertido, algo distante… De los que aparentan no haber roto un plato en su vida. Pero, precisamente, Andrés hace lo contrario. Vaya si los rompe. Disfruta derribándolos. Los destroza, los desintegra. Ya había acreditado sobradamente su solvencia y categoría en las últimas tres temporadas. En 2022, se proclamó campeón de Europa junior, en Chipre. En 2023, obtuvo la plata en el Campeonato del Mundo junior, en Corea. En 2024, ganó en Qatar el Preolímpico de los Juegos de París. Pero nunca había alcanzado la excelencia y la profusión de esta pasada semana.

Pese a su juventud, el embajador FER firmó el pasado viernes uno de los mejores torneos de su vida en el escenario más prestigioso, más atractivo, más global, más mediático. Andrés Garcia se colgó una apoteósica medalla de plata en el Campeonato del Mundo de tiro olímpico (modalidad foso olímpico) en Atenas. El segundo mejor de los 133 competidores. Es su encumbramiento. Es su consagración. Y sólo tiene 21 años.

Hace casi tres meses, el pasado 1 de agosto, una fuerte tormenta descargó en el momento más inoportuno, cuando Andrés empezaba a competir en el Campeonato de Europa, en Francia. No sólo se enfrentó a los platos, a los objetos voladores. A su habitual desempeño, se añadieron factores inesperados y tan poco favorables como la lluvia y el viento. Aquel adverso y accidentado decorado arruinó sus opciones en el certamen continental. Desde ese mismo momento, el tirador FER incubó sus ansias de venganza. Deseaba saldar las deudas, aspiraba a restañar las heridas, en el Campeonato del Mundo. Y a fe que lo ha conseguido. Andrés ha logrado un éxito superlativo. Perdigones de plata. Se ha elevado al olimpo deportivo. Y, además, en Atenas.

Enhorabuena por el subcampeonato del mundo. Desde fuera, impresiona y fascina. ¿Qué tiene que decir el protagonista?

Que tengo la sensación de misión cumplida. Este Mundial de Atenas era el objetivo del año. Todo el trabajo de curso iba encaminado hacia este torneo. Estoy muy feliz. Ha sido una gran experiencia.

Con sinceridad, ¿te lo esperabas?

Nunca me gusta hacer predicciones antes de las competiciones. No sé si me lo esperaba, pero no descartaba hacer algo grande. Venía de ganar el Campeonato de España por autonomías y estaba tirando muy bien. Es decir, para mí, no ha sido una gran sorpresa.

¿Ha sido tu mejor competición de siempre? ¿O incluso lo hiciste mejor cuando fuiste campeón de Europa junior, subcampeón del mundo junior o te clasificaste para los Juegos de París 2024?

Aunque pueda parecer curioso, no ha sido mi mejor torneo. Sobre todo, por los errores en la final. Mi mejor competición de siempre ha sido la victoria en el Preolímpico de Qatar, en abril de 2024.

Siempre has comentado que, en este deporte, cuanta más experiencia, longevidad y veteranía, mucho mejor. Sin embargo, tú tienes todavía 21 años. ¿Es un caso excepcional el tuyo?

Sí, es un caso excepcional. Desde luego, no es lo normal.

¿A qué atribuyes los errores en el último tramo de la final?

A una combinación de razones. Al cansancio, a los nervios, a saberme ya, mínimo, medallista de bronce… Al hilo de la pregunta y respuesta anteriores, todavía me falta adquirir más experiencia.

¿Cómo se consigue mantener esa concentración tan extrema? ¿Cómo se consigue que ningún pensamiento altere tu mente durante tanto tiempo?

Con muchísimo trabajo con el psicólogo. En mi caso, llevo ya dos años con él y los avances son clarísimos. Pese a ello, como se pudo ver en la final, aún tengo despistes y lapsus. Puedo mejorar.

Eres subcampeón del mundo. Algo que quieras apuntar para finalizar...

Que esta plata no es casualidad. Es el fruto de mucho sacrificio, de muchas semanas fuera de casa, de torneos que salen mal, de rachas que no son del todo buenas… Pero he podido remontar las crisis que he tenido. Es de lo que más orgulloso me siento.