“Si todo va bien, puedo optar a un top-5”. Dicho y hecho. Ángela Martínez Guillén (Elche, 21 años) ha clavado el pronóstico que lanzó hace pocos días. La deportista FER ha sido quinta en la prueba de 10 km del Campeonato del Mundo de natación en aguas abiertas, en Singapur. En tanto que ganadora, ambiciosa, autoexigente e inconformista, es posible que no le satisfaga plenamente ese 5º puesto. No obstante, es un excelente resultado. Además, a pesar de que, en esta ocasión, no ha salido tan rezagada y siempre ha figurado en el grupo cabecero, nunca ha transmitido la sensación de poder pelear por el bronce. Sí, en el último cuarto de la travesía, ya se instaló entre las cinco nadadoras que rompieron la prueba, pero nunca tuvo realmente a tiro las plazas de podio. Como suele ocurrir en estos casos, dentro de unas jornadas, con las pulsaciones normalizadas, con la perspectiva que concede el paso del tiempo, y con las emociones reposadas, Ángela dará mucho valor a su top-5 (del total de 68 participantes). Porque lo tiene. Porque la consagra y la consolida en la nobleza internacional.
Martínez Guillén se vio superada por la australiana Moesha Johnson, por la italiana Ginevra Tadeucci, por la franco-monegasca Lisa Pou y por la malagueña Maria de Valdés. La nadadora ilicitana invirtió 2 horas, 8 minutos y 17 segundos en cubrir los 10 km. Llegó a 20 segundos de la tercera clasificada. Hasta el momento, Ángela había sido 25ª en Budapest 2022, 11ª en Fukuoka 2023 y 13ª en Doha 2024. Es decir, el 5º lugar alcanzado en las cálidas aguas de Singapur supone un considerable salto de calidad, un apreciable paso adelante en los Campeonatos del Mundo.

Razón tenía la nadadora ilicitana cuando, en los días previos a la disputa de la cita universal, se mostraba optimista. Cimentaba sus altas expectativas en dos razones. Por una parte, en los precedentes. En los dos primeros Mundiales, acusó la inexperiencia. Y en el del pasado año, tras sufrir una fuerte indisposición semanas antes, bastante hizo con acabar 13ª y con lograr, de forma agónica, el último pasaporte para los Juegos de París. Por otro lado, aseguraba que, pese a tener que mejorar en las salidas, poco a poco, iba leyendo mejor las carreras y conocía más a sus rivales.
La prueba mundialista se desarrolló en unas condiciones muy duras. Sobre todo, por el calor sofocante en las playas de Sentosa y por la alta temperatura del agua, superior a los 30 grados; pero también, por las fuertes corrientes a las que tuvieron que hacer frente las competidoras. Sin llegar a los extremos sufridos en los Juegos Olímpicos de París, hubo corrientes. En algunos momentos, oleaje. Por ello, la carrera duró unos minutos más de lo que es habitual. Las nadadoras tuvieron que hacer un esfuerzo descomunal. Cabe recordar que Ángela Martínez se había preparado a conciencia para minimizar estas adversidades. Por ejemplo, había hecho muchas sesiones de sauna, y había entrenado con neopreno en la piscina.
Antes de regresar a España, la deportista ilicitana todavía afrontará una prueba más en este Mundial de Singapur. Es el conocido como knockout, una modalidad de reciente creación e implantación. Los participantes pueden llegar a nadar hasta 3.000 metros, pero en rondas eliminatorias y en formato esprint. En una primera fase, todos los nadadores cubren 1.500 metros. Sólo los 20 más rápidos acceden a la segunda fase. En la segunda, los 20 supervivientes se enfrentan a 1.000 metros. Los 10 mejores pasan a la final, consistente en un esprint en aguas abiertas sobre 500 metros. Y después, vacaciones y descanso hasta finales de agosto. En principio, la siguiente travesía de 10 km para Ángela Martínez será una Copa del Mundo en la isla de Cerdeña a mediados de octubre.