Paladas de campeona. Baño de gloria. Chute de optimismo. Bárbara Pardo nunca olvidará esta fecha: 17 de mayo de 2025. Este pasado sábado, la deportista FER fue partícipe, a partes iguales, de una gran sorpresa, de una hazaña. Todo un golpe de mano. Todo un golpe de efecto. Bárbara y sus tres compañeras del K4-500m lograron la medalla de oro en la Copa del Mundo celebrada en Szeged, Hungría. Pese a que el cuarteto es novedoso, pese a llevar muy poco tiempo juntas, pese a los escasos entrenamientos compartidos, pese a debutar en una competición del máximo nivel, el equipo nacional hizo historia con su asombrosa primera posición. Una heroicidad que no sólo significaba el estreno soñado. Además, concedía el pasaporte automático para el Campeonato del Mundo (del 20 al 24 de agosto en Italia).
48 horas después de la proeza, Bárbara Pardo (Antella, 25 años) sigue sin creerse lo conseguido. Continúa asimilando lo acontecido. El oro conquistado en la Copa del Mundo de Hungría representa una vuelta de tuerca más al vértigo experimentado durante los tres últimos meses. Para empezar, hasta marzo, no supo con certeza que su día a día con el equipo español iba a estar localizado en Sevilla. Pocas jornadas después de aterrizar en la capital andaluza, tuvo que enfrentarse a los siempre decisivos y vitales Selectivos. Los salvó con nota. De hecho, por primera vez en su carrera, se hizo con un hueco en una embarcación titular, principal, preferente. Y ahora, para rematar unas semanas frenéticas, llega este oro tan esplendoroso en un torneo de gran prestigio, tradición y exigencia.

“Está transcurriendo todo con tanta rapidez e intensidad que cuesta digerirlo. Realmente, el logro alcanzado el pasado sábado en Szeged es un éxito espectacular. Tras lo bien que se nos dio la eliminatoria, éramos optimistas y pensábamos que podíamos optar a metal, pero tanto como el oro… Este K4 es un equipo totalmente nuevo. Mis tres compañeras (Sara Ouzande, Estefanía Fernández y Lucia Val) y yo llevamos juntas apenas un mes. Estamos empezando el camino. Nos queda mucho trabajo de compenetración. Es decir, tenemos un clarísimo margen de mejora. Por ello, este gran punto de partida nos genera mucha ilusión de cara a los eventos internacionales del próximo verano; especialmente, de cara al Campeonato del Mundo”, señala la deportista FER.
Para Bárbara Pardo, la conquista firmada en Hungría significa, sobre todo, un potente impulso anímico. Pese a su juventud, su trayectoria ya es dilatada, y también quebrada, sinuosa. Nada fácil. Presenta no pocos arañazos, no pocas heridas. En el cuerpo, pero, sobre todo, en el alma. No obstante, la palista valenciana es todo un ejemplo de perseverancia, de resistencia. “A principios de año, tenía serias dudas de si merecía la pena seguir o si era mejor abandonar. Pero, si de algo puedo presumir, es de no perder nunca la confianza en mí y de levantarme tras momentos de crisis. Además, estoy segura de que mi padre, ya fallecido, me hubiera animado a continuar. Ahora, estará orgulloso. También le dedico esta alegría a mi familia y a toda esa gente que siempre ha confiado en mí; por ejemplo, Julio González Micó, mi primer entrenador desde que empecé en el piragüismo”.
La deportista de Antella ya es toda una pionera. Ahora, aspira a hacer historia y a convertirse en la primera palista femenina de la Comunitat Valenciana en disputar unos Juegos Olímpicos y en seguir la estela que, en su día, dibujó José Marí Colom, piragüista de Cullera y, hasta la fecha, único palista valenciano olímpico (participó en México 1968). El reto de Bárbara y de sus tres compañeras en la embarcación del K4-500m pasa por certificar que la campanada de Hungría no es flor de un día. “Tenemos por delante un verano apasionante. Entre el 19 y el 22 de junio, se celebra el Campeonato de Europa en la República checa. Y ya a finales de agosto, afrontaremos el Campeonato del Mundo en Italia. En efecto, nuestro desafío es reflejar que este oro en Szeged no es casual, que no es un golpe de fortuna. Y estoy convencida de que lo vamos a demostrar”, comenta la palista valenciana, llamada a ser protagonista en los próximos años. Y para bien. Premio a la constancia.