Claudia Conte y Enrique Llopis: grandes presentes, mejores futuros

Tan importante, o más, que disfrutar de los deportistas más consagrados que, en pocas jornadas, van a competir en los Juegos Olímpicos de Tokio, lo es comprobar que hay relevo. Que la sucesión está garantizada. A tal reconfortante conclusión se ha llegado este pasado fin de semana, durante el Campeonato de Europa sub-23 de atletismo disputado en Estonia. Dos jóvenes componentes del Proyecto FER ya habían demostrado, sobradamente, sus envidiables presentes y sus esplendorosos futuros. Sin embargo, nada como una medalla en un gran evento internacional para consagrarse y dar un salto de calidad. Justo, lo que han conseguido Claudia Conte y Enrique Llopis.

Claudia Conte: “Todavía puedo hacerlo mejor, no he alcanzado mi techo”

Todavía no ha cumplido los 22 años, pero Claudia Conte ya se ha convertido en una de las grandes embajadoras del Proyecto FER y en una de las emergentes figuras del deporte valenciano. Por méritos propios, y gracias a su incesante progresión, la combinera de Benicàssim ya había acumulado todos estos honores durante los últimos meses. Sin embargo, hace pocos días, Claudia se entronizó con la plata alcanzada en el heptatlón del Europeo sub-23. Además, por tercera vez en dos meses, con marca personal, 6.186 puntos. Un hito que marca un antes y un después en su carrera.

Al margen de tu conocida capacidad de trabajo y esfuerzo, habrá que concluir que también tienes mucha calidad y talento, ¿no?

Nunca me he considerado como una atleta con unas capacidades especiales. De hecho, casi siempre que voy a una competición y veo a las rivales, bromeo con mi entrenadora, Manoli Alonso, y exclamo “quien tuviera ese cuerpo, esos brazos, esas piernas…”. Creo que mi fuerte es mi capacidad mental, mi capacidad de concentración, mi capacidad de superación, y, por qué no decirlo, mi regularidad y solidez.

Llevas tres marcas personales seguidas en dos meses. ¿Hasta dónde puede llegar el margen de mejora, si es que crees que lo hay?

Por supuesto que hay margen de mejora. De la misma forma que digo que soy regular, digo que en los tres últimos heptatlón siempre ha habido pruebas en las que puedo hacerlo mejor. Por tanto, aún no he alcanzado mi techo.

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¿Consideras que esta medalla de plata en el Europeo sub-23 marca un antes y un después en tu trayectoria deportiva?

Sí. En realidad, no tanto por lo que a mí respecta, porque yo voy a seguir siendo la misma, pero sí en cuanto a que me sitúa en el escaparate nacional e internacional. Posiblemente, reciba ahora un mayor reconocimiento por parte de mucha gente para la que, hasta la fecha, pasaba más bien desapercibida. Pero yo sí sabía que esta explosión podía llegar

Por último, ¿ahora sí te ves más preparada para tutear y competir sin complejos con María Vicente?

Estamos más cerca, las distancias se han acortado, claro, pero sigo pensado que, para ganar a María, yo he de hacer una combinada perfecta y ella ha de tener un mal día.

Quique Llopis: “Este bronce me sabe a gloria; la final era durísima”

En apenas dos semanas, el atleta de Bellreguard ha cambiado la desolación por la celebración. La tristeza, por la alegría. Hace 15 días, una inoportuna lesión muscular durante el Campeonato de España arruinó sus opciones, que no eran pocas, de clasificarse para los Juegos de Tokio. Durante este tiempo, Quique Llopis, de 20 años, ha tirado de madurez y dureza mental para olvidar esta desventura, y llegar con entereza al Europeo sub-23. Y se ha visto obligado a entrenar con cautela para evitar que la dolencia fuera a mayores. De hecho, para no forzar, el discípulo de Toni Puig apenas se enfrentó a las vallas. El pasado sábado, el atleta FER alcanzaba su, hasta el momento, principal éxito deportivo, la medalla de bronce en los 110m vallas. Por tan sólo una centésima. Tras muchos episodios de adversidad, la fortuna estuvo de su parte.

En el Mundial sub-18 de 2017, una centésima te privó del podio. En el Mundial sub-20 de 2018, te tropezaste nada más empezar la final. En el Europeo sub-20 de 2019, sufriste un virus en plena competición. Hace dos semanas, una lesión te apartó del sueño olímpico… Seguro que el sábado exclamaste, ¡por fin!...

Sí, ya tocaba. Aunque, en general, no puedo quejarme de como me van las cosas, sí es cierto que, por unos u otros motivos, no había podido celebrar un éxito en un gran evento internacional. Lograr el bronce el pasado sábado fue una gran alegría. Venía de una decepción muy fuerte. Este bronce me sabe a gloria, porque, además, la final era carísima.

En las dos últimas semanas, te has entrenado con precaución para que la lesión muscular de Getafe no se agravara…

Así es. Las últimas semanas han resultado complicadas. Primero, porque no es fácil asumir que una lesión te aparte de los Juegos Olímpicos cuando tenía opciones de conseguir la clasificación. Y después, porque estaba obligado a ir con cuidado para no romperme del todo y llegar a Estonia en las mejores condiciones posibles. De hecho, apenas tuve contacto con las vallas para evitar riesgos.

El sábado, en Letonia, lograste el bronce con 13,44. Tu plusmarca es 13,41. ¿Hasta dónde crees que puedes llegar?

No me gusta decir cifras o marcas a la ligera. Me gusta que los mordiscos al reloj vayan llegando poco a poco, con naturalidad, y producto de mi progresión y buenos entrenamientos. Dicho esto, creo que puedo llegar a correr los 110m vallas en torno a los 13:30

En 2022, hay Mundial absoluto en Estados Unidos, en julio, y Europeo absoluto en Múnich, en agosto. Seguro que ya piensas en ambos torneos…

Por supuesto que pienso en ambos torneos. No sólo pienso en ellos, deseo estar en ambos. Y no me conformo con estar, sino hacerlo bien en los dos.