El “Superlunes” del Proyecto FER hizo honor a su denominación. No decepcionó. Dos medallas de bronce en apenas hora y media amplían el botín del FER en los Juegos Paralímpicos de Río hasta los tres metales. Por partes. Los personajes legendarios son indestructibles. David Casinos ya lo era. Ya lo es. Con independencia de lo que ocurriera en Río 2016, al atleta valenciano nadie le podía arrebatar su condición de eminencia del deporte adaptado a nivel mundial. Así lo acreditan sus cuatro medallas de oro consecutivas en otros tantos Juegos Paralímpicos.
Hoy, en Brasil, cayó el quinto metal concatenado. No fue un oro. Fue un bronce. Que nadie lo entienda como un fracaso. Que nadie sea tan irreverente. No. Todo lo contrario. Con su la tercera plaza alcanzada en el lanzamiento de disco F11, el longevo y casi irrepetible deportista valenciano amplía su grandeza. Refuerza su condición de mito. Cinco podios consecutivos desde Sídney 2000 hasta Río 2016. Celebridad. Reverencia para uno de los grandes embajadores del Proyecto FER, programa promovido por la Fundación Trinidad Alfonso. Pese a sus 44 años, y pese a que las leyes físicas y el reloj biológico no pueden soslayarse, el atleta de Moncada continua siendo un gigante.
David Casinos no era el principal favorito. La amenaza de poder ser derrocado se presentaba como muy real. Así había ocurrido tres meses antes en el Campeonato de Europa celebrado en Grosseto, donde el lanzador de Moncada acabó segundo. En el estadio Joao Havelange de Río, incluso, existía la posibilidad de no subir al podio. La competición se había encarecido considerablemente. Desde el principio del concurso, quedó acreditado que el oro cotizaba al alza.
El italiano Oney Tapia, verdugo de David en el certamen continental disputado en junio, situaba el listón muy alto con un tiro superior a los 40m (40,89m). David se colocó segundo tras la segunda rotación gracias a un lanzamiento de 38.58m. Y al tránsito por el ecuador del concurso, el ídolo local Rodrigo Silva disparaba, más si cabe, las dificultades con un espectacular registro de 43,06m. Sonaba a sentencia.
Casinos, que durante los últimos tiempos había oficiado como conferenciante, tenía que hablar como y donde mejor sabe. Si no para ser oro o plata, sí, cuanto menos, para amarrar el bronce y resistir la presión del austriaco Marinkovic. Pero la mejora, la segunda parte de la final, no alteró la decoración. El atleta de Moncada no pudo mejorar las prestaciones ofrecidas en la primera mitad de la competición. Tampoco los rivales que podían descabalgarle del podio experimentaron un salto de calidad.
Siempre quedaba la esperanza de que el deportista FER se sacara de su sabia y experta chistera una genialidad en el último intento. No fue el caso. Finalizó el concurso y David se abrazó a su inseparable Celia Maestre, compañera dentro y fuera del tartán. Ambos sonrieron y aplaudieron a los asistentes. Síntoma de celebración. Señal de satisfacción. Casinos sigue entre los elegidos. Haya o no unos sextos Juegos, obrigado (gracias), David. A sus pies.