Revitalizante. Reparadora. Así fue la medalla de bronce que logró Luis Barroso (nacido en Talavera de la Reina en 2003, pero residente en Valencia desde 2021) en el Grand Prix de judo de Zagreb, celebrado el pasado viernes. Este nuevo metal internacional –ya se colgó otro bronce en el Grand Prix de Austria en marzo– cerró una temporada que, para Luis, ha sido enrevesada, irregular, “con demasiados altibajos”. Algunas decepciones han emborronado el camino del judoca FER, pero este reciente éxito supone todo un acicate en la batalla que, en los próximos años, mantendrá con Fran Garrigós por estar en los Juegos de Los Ángeles 2028. Y es que Garrigós, bronce en los Juegos de París en menos 60 kg, es el gran rival de Barroso en la búsqueda de su sueño. Un reto de mucha altura.
Pero si algo tiene este valenciano de adopción es que no se arruga. Si se cae, se levanta. Es un tipo duro y lo ha demostrado en esa especie de montaña rusa que ha sido para él la temporada. Resultó especialmente dolorosa y desilusionante la derrota en la primera eliminatoria del Campeonato de Europa sub-23, celebrado en Moldavia a finales del pasado mes de octubre. Para Barroso, que acudía al torneo continental con claras posibilidades de medalla, aquel resultado fue “un palo”. Sin embargo, a la vista está que no tardó en recomponerse dos semanas más tarde, con ese bronce en Croacia.
“Esfuerzo, coraje y valentía”. Es el mantra, la frase sagrada con la que Luis Barroso define su filosofía tras un curso que él mismo reconoce muy desconcertante. Sus prestaciones en los Grand Slams, y en el Mundial y el Europeo absolutos de este año no han sido proporcionales a sus propias expectativas: “Sé que puedo dar más y conozco mis limitaciones y puntos fuertes, así que… ¿por qué no soñar con una medalla de mayor relevancia en 2026?”, expresa el deportista FER. El último éxito, el de Zagreb, avala su esperanza
Ha sido una temporada de altibajos, siendo realistas. Sé que puedo ser mucho más constante y también sé en qué aspectos debo mejorar para conseguirlo
El peor momento, sin duda, el Europeo sub-23. Sabía que llegaba con muchas opciones de colgarme una medalla. Perder el primer combate en el punto de oro después de haberlo dominado de principio a fin… fue muy duro. El mejor momento fue, precisamente, el viernes pasado en el Grand Prix de Zagreb. Tras el palo del Campeonato de Europa, llegaba con ganas de volver a sentirme “yo” sobre el tatami.
Confiaba en que merecía esa medalla. Analizando cómo me metí en la lucha por el podio -en el primer combate del torneo me hice daño en la rodilla, pero decidí continuar y acabé ganándolo-, entendí que ese bronce tenía que ser mío. Mi entrenador Sugoi Uriarte me dice que, a veces, hay que bajar al barro para volver a estar arriba. Nos lo repetimos durante toda la competición y así fue.
Que, pese a haber perdido hacía dos semanas, hay que confiar en uno mismo, seguir luchando por tus sueños y creer en todo el proceso. Esfuerzo, coraje y valentía.
Sí, la verdad es que lo trabajo mucho con mi psicólogo deportivo. Confío mucho en mí, en mi judo. Mentalmente, estaba tocado tras el batacazo del Europeo, pero no había tiempo para llorarlo. Nos levantamos, miramos hacia delante y seguimos luchando por nuestro sueño, Los Ángeles 2028.
Por supuesto. No hay competición a la que vaya sin el pensamiento de poder ganarla. Poco a poco, me estoy acercando al nivel de poder competir por una medalla europea y mundial, y ¿por qué no soñar con ella en 2026? Tengo muchas ganas de afrontar la nueva temporada y luchar por un podio tanto en Grand Slams, como en Europeos y Mundiales.
No lo veo tan lejos. Hay que ser realistas y aceptar que Fran viene de ser bronce olímpico, pero estos son otros Juegos, es otro ciclo. Seguiré apretando los dientes para acercarme a él cada vez más y conseguir mi billete para Los Ángeles.