Foto: Real Federación Española de Atletismo/Sportmedia
Hasta el pasado domingo, cada comparecencia de Quique Llopis suscitaba dos grandes preguntas. Dos incógnitas directamente vinculadas a sendos hitos, a sendas conquistas, a sendos retos. La primera: ¿podrá cubrir los 110m vallas en menos de 13 segundos y 9 centésimas y, por tanto, hacer marca personal? La segunda: ¿parará el reloj en menos de 13 segundos y 4 centésimas y, en consecuencia, rebajará ese récord de España que ostenta Orlando Ortega desde 2016? Desde hace sólo unos días, cada carrera del atleta valenciano inspira una tercera cuestión: ¿será capaz de protagonizar una prueba supersónica y, con viento legal y permitido, invertir menos de 13 segundos en completarla?
Este objetivo, el de soñar con detener el crono en menos de 13 segundos, ya no es ninguna utopía, ya no es ningún tabú, ya no es ninguna insolencia, ya no es ninguna irreverencia. Quique Llopis (Bellreguard, 24 años) ha demostrado que está en condiciones de lograrlo. Por lo menos, de atacarlo, de planteárselo. Este pasado domingo, 3 de agosto, el deportista FER cubrió la final de los 110m vallas del Nacional absoluto en 12 segundos y 98 centésimas. Un registro estratosférico, colosal, del máximo nivel internacional. Pero ¡ay!, un viento a favor de 2,3 metros por segundo, es decir, un ligeramente ilegal, impedirá la homologación de esta monumental marca. Cabe recordar que el límite del viento a favor permitido es 2 metros por segundo. Lástima. Durante la presente temporada de aire libre, sólo dos atletas han bajado de 13 segundos con aire correcto: el estadounidense Cordell Tinch y el francés Solo Kwaou-Mayhey. Mientras, el también estadounidense Trey Cunningham ha clavado los 13 segundos exactos.
Nada más acontecer la llamarada, los analistas se apresuraron a aplicar una traslación a la legalidad. Es decir, ¿en qué se hubiera convertido ese 12:98 con un viento legal, en el límite de los 2 metros por segundo? Los eruditos del atletismo señalaban que la marca podía haber estado en los 13 segundos exactos. Como mucho, en 13:01. Por tanto, la deducción es simple, rápida y automática. Llopis está capacitado para correr los 110 metros vallas en menos de 13 segundos. Además, hay un argumento que fomenta, más si cabe, la ilusión y el optimismo. El pasado domingo, el atleta FER disputó la final del Campeonato de España sin apenas oposición, sin apenas rivales que le obligaran, que le llevaran al límite.

“Contento, claro. Quería el oro y lo conseguí. Con respecto a la marca, no pude evitar un sabor agridulce, una sensación contradictoria, pero el viento es un factor ajeno a nuestro control. Pese a todo, y aunque sea con viento ligeramente superior al permitido, ya tenemos un sub-13, lo cual no está al alcance de todos”, señalaba Quique Llopis, con su habitual temple y seriedad, nada más acabar la carrera del pasado domingo. “Ahora, antes de afrontar el Campeonato del Mundo de Tokio en septiembre, la idea es hacer dos pruebas de la Diamond League durante el mes de agosto para medirme con los mejores del mundo, con los que sí han corrido por debajo de los 13 segundos con viento legal o los han rebasado por muy poco”, añadía el atleta de Bellreguard. En principio, esas dos competiciones internacionales que Quique afrontará en agosto serán las Diamond League de Lausana y Zúrich, los días 20 y 27. Mientras llega ese momento, desde hoy, el atleta FER ha trasladado su centro de operaciones al CAR de Sant Cugat, Barcelona.
Quien también está abrumado durante los últimos días es Toni Puig, el reconocido entrenador de Llopis. Su teléfono no para de recibir consultas, llamadas y felicitaciones. Puig no suele recrearse en los momentos de euforia. No es que tienda al fatalismo, pero su experiencia le invita a la prudencia, a la moderación. “Son vallas”, acostumbra a decir el preparador de Gandía. Dicho esto, Puig no puede evitar frotarse las manos. Y por varios motivos. “En primer lugar, porque, a falta de poco más de un mes para el Mundial, se están cumpliendo los plazos que habíamos contemplado y Quique va camino de llegar pletórico a Tokio. Después, porque, pese a todo, la carrera del pasado domingo en Tarragona aún no fue perfecta del todo; por ejemplo, la salida sigue siendo mejorable. Y, por último, porque, en efecto, corrió con una gran superioridad y sin amenazas reales. Con todo ello, claro que podemos soñar con lo máximo en lo que queda de verano. Pero no lo olvidemos. Son vallas, y las vallas son muy peligrosas y traicioneras”, apunta, siempre cauteloso, Toni. Conclusión, Llopis es capaz de todo. Ya lo era. Subcampeón de Europa, cuarto en la final olímpica, emergente estrella internacional… Ahora, más todavía.