Ricardo Ten: la eternidad hecha deportista

Distintos precedentes, mismo desenlace. Diferente proceso, idéntica resolución. Ricardo Ten ya gana por inercia, por costumbre, por rutina. No obstante, en esta ocasión, el mérito y el valor se multiplican. Casi, hasta el infinito. Ricardo (Valencia, 50 años) ha logrado un nuevo doblete en el Campeonato del Mundo de ciclismo paralímpico en ruta: oro en la contrarreloj individual MC1, plata en la prueba en línea. Siendo una sensacional noticia, no deja de ser un hito habitual. Desde hace mucho tiempo, el longevo y laureado deportista FER ha convertido lo extraordinario en normal. Ha hecho de la victoria un modo de vida. El matiz, el hecho diferencial de este nuevo éxito, reside en la fase previa a la consecución del triunfo.

Para Ricardo Ten, de 50 años recién cumplidos, este Mundial de ciclismo paralímpico en ruta que se ha desarrollado en Bélgica representaba el primer gran torneo del curso. El deportista FER no había competido en esta temporada 2025. No por motivos de planificación, sino por causas de fuerza mayor. El veterano ciclista valenciano había sufrido en los meses de febrero y mayo una doble rotura de clavícula. Dos serios contratiempos que le obligaron a pasar por el quirófano. Con todo ello, Ten llegaba al Mundial corto de carreras. Falto de preparación. A pesar de que había estado buena parte del verano concentrado en Sierra Nevada, el embajador FER aterrizaba en el certamen universal envuelto en incógnitas. Una vez más, se encargó de disiparlas a lo grande, con honores. Por una parte, logró el oro en la crono individual (su cuarto título en esta modalidad) tras aventajar en 32 segundos al polaco Maciejewski y en 1:17 al alemán Senska. Por otra, conquistó la plata en la prueba en línea. Otro balance para enmarcar.

En suma, cada año que pasa, Ricardo Ten asciende un peldaño en su notoriedad. Ricardo sigue empeñado en agotar todos los calificativos que denoten asombro, grandeza, respeto y pleitesía. Su figura trasciende lo puramente deportivo para convertirse en un personaje casi sobrenatural. El deportista FER encarna lo divino, lo heroico, lo mágico. Del ciclista valenciano, sorprende todo. Su sencillez, su humildad, su modestia. Su autonomía, su autosuficiencia, su independencia. Su talante, su carácter, su cercanía. Su longevidad, su vitalidad, su perdurabilidad. Su competitividad, su combatividad, su gen ganador. Su pasión, su ambición, su autoexigencia, su profesionalidad. Con tal tarjeta de visita, se entiende mejor su fascinante currículum. 

Sí, porque llegaba falto de kilómetros, sin ritmo de competición. Realmente, no sabía cuál sería mi respuesta. Dicho esto, es posible que también me haya podido beneficiar esa mayor frescura. En cualquier caso, no pensaba que pudiera ofrecer estas prestaciones.

Por todos los precedentes anteriormente comentados, ¿es uno de los oros más especiales de tu carrera deportiva?

Sin duda. Pienso en el bache emocional que sufrí en mayo, con la segunda rotura, y no puedo evitar una cierta emoción. En ese momento de crisis, no podía imaginar que firmaría un Mundial así.

Además, para que no falte de nada, hiciste la crono sin apenas referencias y sin contacto con los seleccionadores…

Así es. Nada más empezar, se me cayó el auricular del oído. Es decir, hice toda la contrarreloj sin tener referencias, sin saber cómo iba. Competí por sensaciones. Tuve que concentrarme más que nunca.