Alba Bautista: arte fuera y dentro del tapiz

Arte y más arte. Dentro y fuera del tapiz. A Alba Bautista Cañas le apasiona “dibujar, pintar, crear. También, me atrae e interesa todo lo vinculado a la moda: desfiles, tendencias, marcas… Y también me encanta el mundo de la fotografía”. Con estas preferencias y gustos, no es extraño que Alba eligiera la gimnasia rítmica como su deporte de referencia y, prácticamente, como su modo de vida. La nueva componente del Proyecto FER nació en Utrillas, Teruel, en el año 2002, pero “en 2017, cuando tenía 15 años, me trasladé a Vinaròs con mi madre para sumergirme, por completo, en la gimnasia. He hecho y sigo haciendo muchos sacrificios, muchas renuncias. La rítmica exige una entrega absoluta e incondicional, pero es una decisión personal y que nadie me ha impuesto. Como todo, tiene su lado bueno y su lado malo. Yo me quedo con todas las recompensas que me ofrece, que son muchas”, comenta Bautista Cañas.

Al igual que Polina Berezina, Alba Bautista afronta un curso muy especial. Dentro de cuatro meses, dilucida su clasificación para los Juegos Olímpicos de París en el Campeonato del Mundo, que, durante este año, va a celebrarse en Valencia del 23 al 27 de agosto. La nueva gimnasta FER sueña con uno de esos preciados y deseados 14 billetes individuales que van a repartirse en el certamen universal. “No hay día sin que el Mundial de Valencia me venga a la cabeza. Sobre todo, al acabar cada entrenamiento, reflexiono o analizo qué he hecho y cómo lo he hecho. Y todo, con el horizonte de finales de agosto. Si disputar un Mundial ya es
especial, hacerlo en casa es lo máximo. Y si, además, ese Mundial es clasificatorio para los Juegos Olímpicos… ¿qué más se puede pedir? Espero llegar a ese momento en perfectas condiciones deportivas y anímicas, y espero disfrutarlo al máximo”, señala la gimnasta de origen aragonés, pero empadronada en Vinaròs.

No obstante, hasta la llegada del Campeonato del Mundo a finales de agosto, la gimnasia rítmica ofrecerá eventos muy relevantes. Por ejemplo, la Copa del Mundo que va a disputarse este próximo fin de semana en Bakú. Es el tercer gran torneo internacional que va a afrontar Alba en este 2023. El primero, a principios de abril, fue la Copa del Mundo de Sofía, donde logró una meritoria octava plaza en el all around, y donde fue capaz de clasificarse para las finales de aro y cinta. Una semana más tarde, el fin de semana del 8 y 9 de abril, compitió en el Grand Prix de Thiais, evento en el que se colgó la medalla de bronce en la final de pelota.

En realidad, la eclosión de Alba Bautista llegó en el año 2022. Durante el pasado curso, Alba firmó extraordinarias actuaciones en el Mundial y en el Europeo. En el torneo mundialista, desarrollado en Bulgaria, fue 17ª en el all around, y accedió a las finales parciales por aparatos de pelota (5ª plaza) y de cinta (6º puesto). En el certamen continental, disputado en Israel, también se clasificó para la final del concurso completo, en la que también fue 17ª. Preguntada sobre cuál de los cuatro aparatos le gusta más, o con cuál se siente más cómoda, Bautista Cañas comenta que el que “mejor se me ha dado históricamente y más me ha gustado ha sido la cinta, pero, en los últimos tiempos, también le he cogido gusto a la pelota. Por contra, me cuestan más las mazas. Siempre me han generado más dificultades”, comenta.

Como gimnasta y deportista del máximo nivel, Alba Bautista tiene una gran personalidad y un fuerte carácter. “Me considero una persona muy ambiciosa (eso sí, no me gusta pisar a nadie), muy trabajadora, autoexigente y con ganas de superarme. En el tapiz, intento divertirme y divertir, intento vibrar y hacer vibrar. Creo que la clave para hacerlo bien es pasártelo bien. Dicho esto, uno de mis puntos débiles es que, a veces, mis pensamientos no son del todo positivos. Puede parecer una contradicción, pero es la realidad”, señala Alba, que tiene en su madre, Inés, a su gran e incondicional seguidora. Donde va Alba, va Inés. Si valiente es la deportista, no lo es menos la progenitora. A ambas les queda el viaje soñado: París 2024.