De un tiempo a esta parte, la Comunitat Valenciana ha sido uno de los territorios que más alegrías y éxitos ha aportado al deporte adaptado español. Tal preponderancia se ratificó en los recientes Juegos de Tokio. Los podios logrados en la capital nipona por Kim López, Héctor Catalá, Iván Cano, Miriam Martínez, Héctor Cabrera y Ricardo Ten confirmaron que el deporte paralímpico valenciano marca la pauta a nivel nacional y, lo más importante, goza de buena salud. Todos los medallistas en Japón van a cubrir este nuevo ciclo olímpico y llegarán a París con claras opciones de revalidar o, incluso, mejorar sus conquistas. A todos estos exponentes más que consagrados y contrastados, hay que añadir dos jóvenes valores que simbolizan el futuro. Ambos están llamados a enarbolar la bandera del deporte adaptado valenciano y español durante muchos años. Son el nadador Enrique Alhambra y la atleta Nagore Folgado.
Una centésima. Sólo una centésima separó a Enrique Alhambra (Paterna, Valencia, 17 años) de los Juegos Paralímpicos de Tokio. El pasado 25 de abril, el joven deportista valenciano nadó el Open de la Comunitat Valenciana, evento celebrado en Castellón de la Plana. En los 100m espalda S13, se quedó a nada, a un suspiro, de obtener el crono que le hubiera permitido viajar a la capital nipona. “Fue un golpe. No lo asumí nada bien. Llevaba ya un tiempo buscando la marca mínima. Quedarme tan cerca me descentró, me bloqueó. A partir de ese momento, lo seguí intentando, pero ya no lo conseguí. La verdad, no ir a Tokio por una centésima me provocó una cierta frustración” recuerda Enrique.
Superada aquella decepción, el nadador valenciano ya mira hacia el futuro. Y lo hace convencido de sus fortalezas y capacidades. Sus pruebas fetiche son los 100m espalda y los 100m mariposa. “Desde el momento en que supe que no iba a Tokio, centré ya mi objetivo en los siguientes Juegos, los de París. Aunque parece que todavía falta mucho, en realidad, son poco más de dos años. Estoy seguro de que, para mí, este ciclo va a ser distinto. Poco a poco, voy acumulando más experiencia. Sabré gestionar mejor las diferentes situaciones que se me presenten. Y en lo meramente deportivo, el primer objetivo es disputar el Campeonato del Mundo del próximo verano en Portugal. No sólo disputarlo; también, alcanzar alguna final. Soy optimista. De momento, en los primeros controles de la nueva temporada, estoy marcando buenos tiempos”, explica el nadador FER.
Por su parte, Nagore Folgado (Valencia, 17 años) sí pudo disfrutar de la experiencia de Tokio. Disputó dos pruebas. En una de ellas, los 100m lisos T12, logró pasar a las semifinales. In extremis, pero lo consiguió. Es decir, se llevó un diploma, definido por Nagore “como un tesoro”. “Todavía soy muy joven. Tengo mucho margen de mejora y progresión. Sobre todo, en los 100m lisos T12. Seguiré corriendo también los 200m, pero mi prueba principal es la distancia corta. Se demostró en el Campeonato de Europa, donde alcancé el oro, y en los Juegos”, comenta Nagore, que, añade, entre risas. “Ya es mala suerte que la gran cita de 2022, el Campeonato del Mundo, vuelva a celebrarse en Japón. De los Juegos, guardo un gran recuerdo de casi todo, pero no, de los viajes. Se me hicieron eternos, hubo turbulencias… mejor no recordarlo. Pero si hay que volver a Japón, volveremos, qué remedio”.
Nagore asume con naturalidad su condición de gran esperanza de futuro del atletismo adaptado valenciano. “Soy consciente de que despierto muchas expectativas. Para mí, es una gran ilusión. Intentar seguir los pasos de deportistas tan buenos como Kim, los dos Héctor, Ricardo, Miriam, entre otros, es el mejor de los retos y la mayor de las motivaciones. Todos ellos son auténticos ejemplos. Ojalá, dentro de unos años, yo también pueda inspirar a los más jóvenes con alguna discapacidad a hacer deporte. Lo único que puedo decir es que la experiencia de Tokio resultó impagable. Sueño con repetirla en París. Y, entonces, cuanto menos, correr la final”, comenta, para finalizar, Nagore.