Héctor Catalá: longevidad, pasión y resistencia

Mucho mérito. Mucho valor. Héctor Catalá, natural de Serra, está hecho de material muy consistente, muy resistente. Casi granítico. En lo mental y en lo físico. Ni sus 37 años, ni unas últimas temporadas nada fáciles y muy accidentadas doblegan su fe, inquebrantable, su carácter, innegociable. Héctor sigue siendo el de siempre. Es decir, un apasionado de su deporte, un estudioso de los rivales, metódico en su día a día, riguroso en su planificación… y, cómo no, competitivo, ambicioso y autoexigente. Durante este 2025, el embajador FER volvió a hacerse un hueco entre los mejores del triatlón paralímpico en la clase PTVI, categoría de discapacidad visual. Reconocimiento y admiración.

La gran conquista de Héctor Catalá en el año que ya concluye llegó un sábado 14 de junio en Besançon, Francia. El deportista valenciano se proclamó campeón de Europa. Héctor y su nuevo guía, el madrileño Diego Mentrida, se impusieron a rivales tan cualificados como los franceses Perel y Rigaudeau, o como los británicos Kelly y Ellis. Este último ejerce una hegemonía casi indiscutible, una jerarquía casi inapelable. Sin embargo, su superioridad no está exenta de sustos, de sobresaltos. En aquel 14 de junio, Ellis sufrió una avería con su bicicleta en el tramo de ciclismo. Los imponderables nunca descansan, nunca desaparecen.

“Aquella medalla me generó mucha emoción. Fue una especie de premio a la constancia. Cuando va todo bien, es más fácil encontrar la motivación para entrenar y competir. Cuando surgen dificultades, hay que hacer un sobreesfuerzo. Yo he sido capaz de sobreponerme a tiempos complicados. Aquella plata en el Europeo fue toda una recompensa”, comenta Héctor, que volvía a llevarse el oro continental 9 años después. Ya había sido campeón de Europa en 2016, en Lisboa.

Para su desgracia, esos imponderables, esas contingencias, esas emboscadas del destino de las que hablábamos antes volvieron a cebarse con él en la gran cita del año. El pasado 17 de octubre, en el Campeonato del Mundo, en Australia, un inoportuno pinchazo nada más empezar el tramo de ciclismo arruinó sus esperanzas y le recordó viejos fantasmas. “Es curioso. Llevo 12 años como triatleta profesional y, felizmente, apenas he sufrido percances. Pero las pocas desgracias que he sufrido han sido muy frustrantes y en eventos muy señalados. Primero, la caída en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Y este año, el pinchazo en el Mundial de Australia. Y curiosamente, en los dos casos, estaba compitiendo muy bien y albergaba opciones muy serias y reales de subir al podio”, expresa, resignado, el deportista FER.

Sobre si es un milagro que, a sus 37 años, y tras sufrir bastante en las últimas temporadas, siga ofreciendo unas altas prestaciones y continúe compitiendo a un altísimo nivel, Héctor Catalá no habla de “milagro, sino de trabajo, de perseverancia, de resistencia, de mentalidad, de no rendirte, de creer en lo que haces… Dicho todo esto, sí es cierto que seguir siendo competitivo a ciertas edades tiene mucho mérito” comenta el triatleta de Serra. Por último, con respecto a las opciones de llegar y hacerlo con garantías de éxito a los Juegos de Los Ángeles 2028, mantiene su discurso habitual: “Digo lo de siempre. Entrenamiento a entrenamiento, prueba a prueba, brazada a brazada, pedalada a pedalada, zancada a zancada… Ni antes era tan malo o parecía incapaz de conseguir grandes resultados, ni ahora soy muy bueno y lo voy a ganar otra vez todo. Ya digo: paso a paso. El tiempo dirá”, comenta, para terminar, Héctor Catalá. El triatleta inquebrantable.