Jorge Aranzueque vuelve al mar tras navegar por aguas procelosas y vientos huracanados

Sin necesidad de subirse a una tabla y de lanzarse al mar, Jorge Aranzueque ha tenido que navegar en aguas procelosas y entre vientos huracanados. Es decir, se ha enfrentado a un contexto complicado. Tras su particular irrupción en el Campeonato del Mundo de 2022, regata celebrada en Francia y en el que obtuvo una magnífica 12ª plaza, el pasado curso no resultó tan favorable. Jorge (Santa Pola, 22 años, clase iQFoil) no quedó satisfecho en ninguno de los eventos disputados. Los resultados no fueron los esperados. Ni en el Princesa Sofía, en Mallorca, ni en el Europeo, en Grecia, ni en el Mundial, en Holanda, Conclusión, su sueño de estar en los Juegos Olímpicos de París se evaporó de forma abrupta. La decepción resultó inevitable.

Aranzueque quiere revancha. Busca su particular resarcimiento. Necesita un punto de inflexión para recuperar seguridad, confianza, autoestima e ilusión. Sabe que, salvo sorpresa, el tren olímpico de París se ha alejado sin remisión. No obstante, Jorge todavía es muy joven. Ya ha comprobado, de primera mano, la volatilidad del deporte de élite. Ha podido perder algunas batallas. Pero el camino es muy largo. La primera oportunidad de enderezar su trayectoria llega en pocos días (desde el 28 de enero hasta el 3 de febrero). Ni más ni menos que un nuevo Campeonato del Mundo en la clase iQFoil. Además, se celebra en España, en Lanzarote. Así lo afronta el regatista alicantino.

¿Plenamente superado el bajón anímico que sufriste después de disputar el Campeonato del Mundo, en el mes de agosto?

Si no plenamente, casi. Han sido unos meses duros tras un 2023 especialmente desfavorable y, sobre todo, tras la decepción sufrida en el Campeonato del Mundo. Pero tras mucho entrenamiento y ganas de mejorar, he conseguido salir adelante.

Imaginamos que has analizado profundamente la pasada temporada. ¿Cuál es tu diagnóstico? ¿A qué conclusiones llegaste? ¿A qué atribuyes el no alcanzar los resultados deseados?

No es fácil detectar con precisión las razones. En lo físico, estaba en perfectas condiciones. Los entrenamientos fueron buenos. Pero falló la cabeza. No sé el motivo, pero no empezaba bien las competiciones. Me sentía apagado. Y cuando conseguía engancharme, ya era demasiado tarde. Me faltaba fuerza, energía, agresividad. Y no es porque no quería. Simplemente, llegaba el momento de la verdad y no había forma. Todos estos problemas se agudizaron especialmente en el Campeonato del Mundo.

Centrándonos ya en el presente y en el inminente Campeonato del Mundo que se celebra en Lanzarote, ¿el primer objetivo es ser el primer español en la clasificación?

Sí. Es el principal objetivo. Si lo consigo, estoy convencido de que estaré dentro de los 20 primeros clasificados. Con ello, quiero demostrar que, quizás, la Federación Española se hubiera podido esperar a este año para designar al representante español de la clase iQFoil en los Juegos de París. Lo decidió en septiembre y es totalmente respetable, por supuesto. Y respeto máximo a mi compañero Nacho Baltasar, a quien le deseo toda la suerte en la cita olímpica.

Siempre has comentado que a ti te vienen bien los vientos flojos o medios, las condiciones que habitualmente tienes en tu día a día de Santa Pola. ¿Qué sabes del campo de regatas de Lanzarote?

Lanzarote ofrece condiciones muy diversas, muy variadas. Sobre todo, depara vientos fuertes y ola grande, condiciones que han sido mi punto débil durante los últimos años. No obstante, creo que he mejorado y creo que puedo ser competitivo.