No es un programa dedicado a preparar aventuras para descubrir territorios inexplorados. Sus integrantes no se dedican a hacer turismo. No estamos ante una agencia de viajes, a pesar de que los desplazamientos son permanentes. Nada de lo expuesto constituye la esencia del Proyecto FER, aunque nadie lo diría a tenor del intenso ajetreo que están protagonizando sus componentes. Un somero repaso a los movimientos de los deportistas FER durante este 2015 para acudir a sus respectivas competiciones genera auténtico vértigo. Cuantificar los kilómetros recorridos entre todos los expedicionarios es una misión sencillamente imposible. Más fácil es asegurar, sin temor a cometer una equivocación, que el Proyecto FER está dando en 2015 prácticamente la vuelta al mundo.
Ni más ni menos que en 46 países han estado los deportistas FER en lo que llevamos de año. Los cinco continentes han resultado conquistados. Obviamente, el más visitado ha sido el europeo. Pero también se ha viajado hasta América (Colombia, Estados Unidos, Brasil, Argentina o Cuba), hasta Asia (China, Japón, Corea o Abu Dabi), hasta África (Egipto, Marruecos o Sudáfrica) y hasta Oceanía (Australia y Nueva Zelanda). Por lo demás, el Proyecto FER ha desplegado sus alas en 24 países de Europa. Los destinos más habituales, Italia, Alemania y Francia. Pero también, naciones tan poco habituales como Luxemburgo, Georgia, Estonia o Eslovaquia.
Si hubiera que establecer una clasificación según los kilómetros recorridos, no cabe ninguna duda. Tamara Gómez la encabezaría con holgura. La triatleta ilicitana, auténtica trotamundos del Proyecto FER, ha estado presente hasta en 15 países distintos. Una locura. Tampoco es nada desdeñable el pasaporte de Paula Soria. La jugadora alicantina de vóley playa ha competido en 8 naciones diferentes. También las maletas del ciclista Maurice Eckhard, de la judoka Laura Gómez, de las gimnastas Alejandra Quereda y Elena López, del regatista Iván Pastor, del atleta Eusebio Cáceres, o de los taekwondistas Daniel Ros y Raúl Martínez pueden dar fe del trajín de sus propietarios.
Pero también los deportistas más jóvenes han experimentado grandes experiencias con desplazamientos lejanos. Como ejemplos, la estancia de Alba Sánchez en Perú, o las vivencias de Izan Ahicart y Luis Salort en Colombia. Y el año todavía no ha terminado. Aún hay competiciones en la agenda. Y, con ellas, nuevos territorios en los que el logotipo FER va a dejar su impronta. Queda viajar a Letonia, a México, a Houston, a Qatar, a Omán… El ritmo no para. Los viajes, tampoco. Es el mejor síntoma.