Liliana Fernández volverá a ser mamá, pero reitera su intención de llegar a París

Desde el pasado verano, Liliana Fernández (Benidorm, 34 años) está sumida en un torbellino de emociones. Primero, por la presencia en los Juegos de Tokio, con todo lo que ello supuso. Después, por la decisión de su inseparable Elsa Baquerizo de colgar el top, de retirarse, de abandonar la arena. Trece años después de iniciar una maravillosa aventura, una de las parejas más célebres, populares, reconocibles, queridas y exitosas del deporte nacional pasaba a mejor vida. Su legado será imborrable. Y ahora, por saber que está embarazada y que, cinco años después, volverá a ser mamá.

“Estoy muy feliz. Este tipo de noticias son, ante todo, emocionantes. Cuando me lo confirmaron, hubo una cierta sorpresa, pero, sobre todo, alegría. Ahora, a esperar que vaya todo bien, como en 2017”, señala la deportista alicantina, quien acto seguida aclara: “Pero que esta buena nueva no genere dudas. Mi voluntad es firme y clara. Quiero llegar a París 2024. Voy a intentar conseguir mi cuarta participación olímpica. Ése es mi deseo y mi intención. El precedente de hace unos años me hace ser muy optimista. Fui madre en 2017 y me dio tiempo a afrontar, con plenas garantías, todo el proceso clasificatorio para Tokio. Ese antecedente personal y deportivo me va a servir de mucho”, explica la componente del Proyecto FER.

Mi voluntad es firme y clara. Quiero llegar a París 2024. Voy a intentar conseguir mi cuarta participación olímpica.

Si todo transcurre con normalidad, Liliana dará a luz en junio. La clasificación para Tokio arrancará en septiembre, “es decir, los plazos son perfectos. Es más, si, por alguna de aquellas, el Mundial de 2022 fuera en agosto, igual me proponía afrontarlo y me daba tiempo a jugarlo”, comenta, entre risas, la jugadora alicantina, quien va a seguir entrenando hasta que el embarazo se lo permita y los médicos se lo aconsejen. “Ni más ni menos que como ya hice en 2017. Además, tras ser mamá por primera vez, no me costó en exceso recuperar la forma y las sensaciones. Y recuerdo que logré brillantes resultados en 2019, como el bronce en el Campeonato de Europa de Moscú o la victoria en el Preolímpico de China, un triunfo que nos dio el pasaporte para Tokio. Por tanto, hay razones para pensar en positivo de cara a la presencia en París 2024”, apunta Liliana.

Ahora bien, la gran duda que rodea a Liliana Fernández y, por extensión, al vóley playa femenino español es saber quién será la nueva pareja de la jugadora alicantina tras la retirada de Elsa Baquerizo. Antes de conocer su embarazo, Liliana ya había empezado a analizar diferentes opciones e, incluso, a contactar con algunas de las aspirantes. Ahora, esta búsqueda se ralentiza, “pero relativamente”, señala la alicantina. “Obviamente, no tengo tanta urgencia o prisa, pero tampoco voy a esperarme al verano de 2022 para reanudar este proceso. Quiero afrontarlo con tiempo y estudiar todas las posibilidades que puedan existir. No es fácil, pero espero encontrar la mejor solución, tanto para mí, como para la que vaya a ser mi nueva compañera”, comenta.

Por último, Liliana sí se muestra muy clara a la hora de detallar su preferencia y necesidad deportiva. “A mí, sinceramente, me vendría mejor una compañera más alta que yo. Por mi edad, por mis características, por las rivales, yo he de evolucionar hacia una posición de defensora, no tanto de bloqueadora. Esto sería lo ideal, pero no descarto ninguna opción, porque tampoco hay un gran abanico de alternativas. Y luego, es importante la química, la complicidad a nivel personal entre ambas. Ya digo, no es fácil, pero soy optimista por naturaleza, confío en encontrar una buena solución y sueño con llegar a París 2024. Sería el mejor colofón a mi carrera deportiva, y el mejor homenaje que le podría rendir a mi querida y admirada Elsa” comenta Liliana, camino de ser mamá por segunda vez y, además, de convertirse en olímpica por cuarta ocasión. Todo un ejemplo.

Sueño con llegar a París 2024. Sería el mejor colofón a mi carrera, y el mejor homenaje a mi querida y admirada Elsa