Budapest, Fukuoka, Doha y, ahora, Singapur. Sólo tiene 21 años, pero Ángela Martínez Guillén se dispone a afrontar (será el martes 15 de julio) su cuarto Campeonato del Mundo de natación en aguas abiertas. En este caso, la precocidad es compatible con la madurez. Es más, la nadadora Elche se presenta en el certamen mundialista de Singapur con la condición de aspirante a todo. Una etiqueta merecida y justificada, nada gratuita. Ángela ya luce galones. Ya inspira un respeto. Es la consecuencia de los espectaculares resultados logrados durante los últimos meses. Sin ir más lejos, la deportista FER ya acumula dos podios en Copas del Mundo: el bronce en Soma Bay, Egipto, en marzo de 2024, y el oro en Ibiza, en abril de 2025. Además, hace pocas semanas, a mediados de junio, fue 6ª en la Copa del Mundo de Setúbal, Portugal.
Hasta el momento, en los tres Campeonatos del Mundo disputados, el mejor resultado alcanzado por Ángela Martínez en la prueba olímpica de los 10 km en aguas abiertas es la 11ª plaza conseguida en la edición de 2023, en Fukuoka. No obstante, los recuerdos más emocionantes emanan del Mundial de 2024. El pasado año, en Doha, la nadadora ilicitana concluyó la travesía en una mágica 13ª posición, la última que concedía el billete directo para los Juegos de París. Además, el desenlace resultó no apto para cardíacos. Tras una agónica remontada, atrapó el último pasaporte olímpico por sólo dos segundos. Avalada por su imparable crecimiento, acreditada por su carácter (siempre ganador e inconformista), y respaldada por su clase y talento, Ángela apunta a lo máximo en Singapur. Ahora bien, le esperan rivales tan potentes como la húngara Bettina Fabián, la italiana Ginevra Taddeucci, la australiana Moesha Johnson o la francesa Caroline Jouisse.

Apenas hay diferencias. Es más, hay Copas del Mundo que son más exigentes y duras que los Campeonatos del Mundo, tanto en lo cuantitativo, por número de participantes, como en lo cualitativo, por el nivel de las nadadoras. Dicho esto, un éxito en un Campeonato del Mundo tiene más eco y repercusión.
De salida, no. Y no lo firmo por lo siguiente. En los dos primeros Campeonatos del Mundo, acusé la inexperiencia. Y en el del año pasado, venía de estar bastante enferma en las semanas anteriores. Es decir, no se han dado las circunstancias para una actuación redonda. En esta ocasión, si todo va bien, puedo optar a un top-5.
No, no es una estrategia. Más bien, es un error que he corregir con urgencia. Así me lo indican mis entrenadores. Me cuesta tomar posiciones en la salida. Por este motivo, salgo bastante rezagada. Y es un peligro, porque corro el riesgo de quedarme cortada y ya no poder remontar.
Sé que voy a competir con más calor que nunca, con el agua a una temperatura altísima. De hecho, en las semanas previas, he hecho muchas sesiones de sauna y he entrenado con neopreno en la piscina, tanto en la concentración en altura de Sierra Nevada, como en Málaga. No me gusta nadar y competir con el agua fría, pero, la verdad, me da un poco de respeto el calor que va a hacer en Singapur.
No creo que haya llegado a mi máximo nivel. Poco a poco, voy ganando en experiencia, poco a poco voy conociendo mejor a mis rivales, poco a poco leo mejor las pruebas, pero todavía tengo margen de mejora; por ejemplo, como señalaba antes, en las salidas.