De la decepción a la euforia, en siete meses. Al segundo intento, llegó el éxtasis. En septiembre de 2023, Javier García Martínez tuvo que gestionar la tristeza y la desolación. El Campeonato del Mundo de remo adaptado, torneo celebrado en Serbia, no deparó el balance deseado. Javier desaprovechó la primera oportunidad de conquistar el billete para los Juegos Paralímpicos de París. Sin embargo, todo ha cambiado en abril de 2024. Este pasado fin de semana, el nuevo componente FER ha podido redimirse y, ahora sí, ha sellado su clasificación para competir en la capital francesa. Ha sido en la regata de repesca desarrollada en Szeged, un escenario que ya permanecerá eternamente en la retina de Javier García. Sólo un pasaporte había disponible. Se lo apropió. Ya es suyo.
Javier García Martínez nació en Murcia en 1996, pero reside en Torrevieja desde el 2000. Su vida encontró un antes y un después a los 23 años. Recién alcanzada la mayoría de edad, sufrió un grave accidente de circulación con una motocicleta. Como consecuencia, una lesión medular incompleta que afecta a toda la parte derecha de su cuerpo. También se vio afectada la cadera, de la que ha sido operado en diversas ocasiones. El resultado de todo ello es la imposibilidad de ponerse de pie y la obligación de manejarse con una silla de ruedas. Antes de este percance, el deportista torrevejense practicaba el remo. “Siempre me ha gustado el mar y todo lo que le rodea. El remo era la excusa perfecta para estar en contacto con el agua. Más que una afición, era una pasión. Por ello, después de tres años sin opción de hacer deporte, en cuanto me recuperé tras el accidente, quise reencontrarme con el remo. También, como terapia y como ayuda a mis nuevas condiciones físicas y vitales”, explica Javier.
Su prueba es el skiff, nombre que recibe la embarcación. Y su clase o categoría es la PR1, “en la que nos integramos quienes sufrimos una discapacidad o una afectación más severa, y sin movilidad en piernas o tronco. De hecho, a ambos lados de la embarcación, llevamos unos flotadores que ejercen de contrapeso y ayudan para que no volquemos”, explica el remero torrevejense, quien añade: “Empecé a tomarme más en serio el remo adaptado en el año 2022. En ese momento, me di cuenta de que realmente tenía serias opciones de llegar a unos Juegos Paralímpicos. Ahora que lo he conseguido, estoy muy emocionado. Es el premio a una vida entera dedicada a este deporte y a no venirme abajo después de lo que me ocurrió a los 23 años con aquella motocicleta. De hecho, el pasado sábado, cuando gané la regata, no pude contener las lágrimas. Liberé toda la presión y todo el estrés de los últimos meses. Los 500 metros finales los recorrió mi corazón”.
El deportista torrevejense es graduado en Ingeniería Informática. De hecho, combina su trabajo en una empresa de identidad digital con el deporte de alto nivel. “Aunque ahora, una vez he conseguido el billete para los Juegos de este próximo verano, deberé dar absoluta prioridad al remo. De hecho, en breve, empezaré una nueva concentración. Y en mayo, participaré en la Copa del Mundo de Lucerna. No quiero ir a París a hacer un simple acto de presencia”, comenta. Javier García se exige al máximo. “Mi objetivo es vaciarme, no poder dar una palada de más después de una prueba, después de un entrenamiento. Mi mentalidad y mi pasión por el remo son, sin duda, mis puntos fuertes”, señala Javier García.
Para finalizar, el nuevo componente del Proyecto FER y flamante clasificado para los inminentes Juegos Paralímpicos transmite dos últimas ideas. La primera, la atracción que le genera el ciclismo adaptado: “Me llama mucho la atención. No descarto empezar a practicarlo”. La segunda, la admiración que le inspira Álex Roca, “una persona que, pese a su severa discapacidad, es capaz de derribar muros de piedra, de correr Maratones o de finalizar pruebas deportivas extremas”. Quizás, desde ahora, Javier también se convierta en fuente de inspiración. Su historia también es emocionante. Y lo puede ser más todavía. Próximo capítulo, París.