Enrique Alhambra y Nagore Folgado: los brotes verdes del deporte adaptado valenciano

Durante las últimas dos décadas, la Comunitat Valenciana ha sido uno de los territorios que más alegrías y éxitos ha aportado al deporte adaptado español. Tal preponderancia se ha debido, en gran medida, a dos figuras legendarias, casi irrepetibles: los prolíficos David Casinos y Ricardo Ten. Más recientemente, han brillado más nombres propios. Son los casos de Kim López, Héctor Catalá o Héctor Cabrera. Todos ellos ascendieron al podio en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Y ahora, a todos estos exponentes más que consagrados y contrastados, hay que añadir a dos jóvenes valores que simbolizan y alimentan el futuro. Están llamados a enarbolar la bandera del deporte adaptado valenciano y español durante muchos añosSon el nadador Enrique Alhambra y la atleta Nagore Folgado. Ambos irrumpieron durante el pasado verano y apuntan a lo más alto en los Juegos Paralímpicos del próximo verano. 

Dos medallas individuales. Una plata en los 100m espalda y un bronce en los 100m mariposa. Además, dos platas en otras tantas pruebas de relevos. Es el botín alcanzado por Enrique Alhambra (Paterna, 19 años) en el Campeonato del Mundo de natación paralímpica de 2023, evento celebrado Manchester. Quique (clase S13, discapacidad visual) protagonizó en el certamen universal la eclosión que ya se vislumbraba desde hace un tiempo. Sólo faltaba saber el torneo y el escenario. El joven nadador adaptado FER demostró su crecimiento y su polivalencia. Es decir, su capacidad para despuntar en diferentes estilos. Tras quedarse a apenas una centésima de Tokio 2021, Alhambra se encamina con paso firme hacia París 2024. Y no sólo para debutar en unos Juegos. Los precedentes más cercanos apuntan a que será protagonista.

“De cara a los Juegos Paralímpicos de París, mi gran objetivo es subir al podio en los 100m mariposa, mi prueba de referencia y en la que rocé el oro en el Mundial del pasado año. Sólo me separaron dos segundos de la victoria. De inicio, no tengo tantas expectativas en los 100m espalda, a pesar de que, para mi sorpresa, en el Campeonato del Mundo de 2023 conseguí una plata, a menos de un segundo del ganador. No soy capaz de precisar hasta dónde puedo rebajar los cronos que hice en Manchester, pero sí puedo decir que todavía tengo margen de mejora. Tengo seis meses por delante para superarme y para, por qué no, asaltar el oro. Para ello, cuento con la ayuda de mis entrenadores, en los que confío plenamente”, comenta el joven nadador valenciano.

También 19 años tiene Nagore Folgado, quien, a diferencia de Alhambra, sí pudo disfrutar de la experiencia de los Juegos Paralímpicos que se disputaron en Tokio. En la capital nipona, disputó dos pruebas. En una de ellas, los 100m lisos T12 (discapacidad visual) accedió a las semifinales y, por tanto, se llevó un diploma. Sin embargo, el logro alcanzado en Japón no es comparable con la medalla de bronce conquistada en los 100m del Mundial de atletismo del pasado año, desarrollado en París. Si nada extraño ocurre, si nada extraño se interpone en su camino, Nagore volverá a Francia este próximo verano para disputar sus segundos Juegos.

La marca establecida el pasado verano, cuando se colgó el bronce en el Campeonato del Mundo de París, fue 12 segundos 66 centésimas. Preguntada por si todavía puede arañar centésimas al reloj, Nagore se muestra categórica: “Hay opciones. Si no sufro ningún contratiempo hasta que lleguen los Juegos, puedo estar entre los 12:30 y los 12:40, registros que, incluso, me permitirían soñar con mejorar el bronce mundialista”. Y por dónde pasa la mejora para dar ese mordisco al crono: “Claramente, en el esfuerzo final. En la salida, estoy bien. De hecho, por ejemplo, en la final del Mundial del pasado año, tuve la mejor puesta en escena de todas las participantes. También estoy contenta con la progresión a medida que transcurre la carrera. El punto de mejora está, sin duda, en el arreón final, en los últimos 20 metros” señala la joven atleta valenciana. Nagore y Quique son todavía muy jóvenes, pero ya han ofrecido alegrías. Y las que quedan