El futuro de la natación paralímpica valenciana

Tan importante, o más, que haya grandes referentes del deporte que consigan grandes éxitos y creen afición, lo es la existencia de un relevo generacional. La tranquilidad de que el futuro está asegurado, de que el testigo seguirá en buenas manos. Esta continuidad, esta transición sostenida y duradera, es una de las principales aspiraciones que persigue el Proyecto FER. Hay una disciplina con una línea sucesoria especialmente palpable. Es la natación paralímpica. Ricardo, Ten, David Levecq, José Antonio Marí y, a pesar de su juventud, Ariadna Edo ya son realidades totalmente contrastadas con una inacabable colección de trofeos nacionales e internacionales. A su rebufo, emerge un ramillete de cuatro deportistas más jóvenes. Todos ellos representan un ejemplo de superación y de cómo minimizar las adversidades. Todos ellos ya han demostrado sus enormes posibilidades y han encontrado en la natación una fuente de felicidad.

El póquer de valientes lo componen Sergio Martos, Eva Coronado, Ana María Martínez Rolanía y Alba Villa. Los tres primeros todavía no han alcanzado la mayoría de edad. Son del año 99. Mientras, Alba es de 1996. Diferentes afecciones, o bien en el momento del nacimiento, o bien en edades muy tempranas, les generaron secuelas de todo tipo. Básicamente, problemas de coordinación en el desplazamiento, y de movilidad en brazos y piernas. Dificultades que, en todo caso, no les impiden ser independientes y autosuficientes, y que son minimizadas en el agua de forma asombrosa. No hay Campeonato de España en que visiten el podio permanentemente. Incluso, Sergio, Ana María y Eva ya han empezado a brillar en competiciones internacionales. En Rio 2016, aún no. Pero muy posiblemente puedan alcanzar su sueño de ser paralímpicos en Tokio 2020.

Recibir los elogios de Ricardo Ten o David Levecq es la mejor garantía. Palabras sabias y autorizadas. El destinatario de tal bendición deportiva es Sergio Martos. Quienes le ven de cerca y siguen su evolución no tienen ninguna duda. Pronostican que llegará lejos. Amante de las matemáticas, e incluido en la categoría de discapacidad S8, Sergio marca la pauta en el estilo de mariposa. Ana María, que quiere ser enfermera, acumuló un total de 4 medallas en el último Campeonato de España: 1 oro y tres platas en la clase S10.

Es el ejemplo de nadadora total. Capaz de brillar en braza, crol y espalda. Exactamente lo mismo que Eva Coronado, otro modelo de polivalencia en la piscina. Eva pertenece a la Federación de Discapacitados Intelectuales y recientemente fue condecorada con la mención honorífica del Consejo Superior de Deportes, un prestigioso reconocimiento a la práctica deportiva en edad escolar y que refleja las enormes expectativas que despierta. Mientras, Alba Villa, que estudia Derecho y es una futura abogada, desafía a sus problemas de movilidad, centrados especialmente en su brazo y pierna derecha. Alba brilla en las aulas y en la pileta. En todas las competiciones nacionales, impone su ley en los 50m libres y los 50m espalda, las pruebas que figuran en el programa de los Juegos Paralímpicos en su categoría, la S5.

“Para Alba, la natación significa libertad, liberación, estímulo, ilusión. Una inyección de autoestima al comprobar que, en la vida, la voluntad y el esfuerzo derriban barreras”, explican quienes más la quieren. Eva Coronado ha encontrado en la piscina “el mejor antídoto para sus problemas. El deporte permite que se levante y se acueste feliz. Le ha devuelto las ganas de vivir. Se ve capaz de enfrentarse a retos”, apuntan sus familiares, orgullosos de sus buenas notas en el grado medio de conducción de actividades físico-deportivas que ha cursado este año. En el caso de Sergio Martos, “la natación no es tanto una obligación como una devoción, una pasión. Le ha ayudado a esforzarse, a tener más autoestima, a ser más sociable, a comportarse con una mayor disciplina. Le debe mucho a la piscina”, apunta su madre. Por último, la vida de Ana María no se concibe sin el agua. “Practica este deporte desde pequeña. Solo hubo un paréntesis de dos años (desde los 13 hasta los 15) durante su convalecencia. Disfruta, lo vive y se le da fenomenal”, explica sus padres, orgullosos de su brillantez académica. Cuatro historias de superación sobre el agua. Sergio, Eva, Alba y Ana María, el futuro de la natación paralímpica valenciana.