Liliana Fernández, la “nómada” del deporte valenciano

China, Brasil, República checa, Polonia, Hamburgo, Suiza, Portugal, Tokio, Viena, Moscú y Roma. Estos son los destinos que conforman la diabólica agenda de competiciones para Liliana Fernández (Alicante, 04/01/1987) en los próximos cuatro meses y medio. Sin tregua, sin descanso, sin respiro, desde finales de abril hasta principios de septiembre. Para cualquiera de nosotros, tal ajetreo generaría vértigo. Para Liliana, inmersa ya durante 12 años en el circuito internacional, no deja de ser una mera rutina. Todo ello, por supuesto, con un único y gran objetivo: ser, junto con su compañera Elsa Baquerizo, una de las 15 primeras del ranking internacional a principios de junio de 2020 para lograr el acceso directo a los Juegos Olímpicos de Tokio. Con tanto viaje, con tanto avión, con tanta escala, con tanto hotel, queremos hoy conocer algunas de los gustos, preferencias y anécdotas de esta auténtica nómada del deporte valenciano.

¿En los aviones, pasillo, ventana, o te es indiferente? ¿Y en los vuelos largos, sueles conciliar el sueño con facilidad o te resulta imposible?

Si fuera posible elegir a la carta, lo haría (risas). Ventana para poder dormir, pero pasillo para tener más comodidad. Pero, si he de elegir, me quedo con ventana. Y sí, la verdad es que tengo bastante facilidad para dormir en los vuelos largos. Ese sonido que emiten los aviones contribuye a generar en mi cerebro un sueño profundo.

¿Dinos 2 países a los que te motive viajar de forma especial, y dinos algunos destinos que no te seducen especialmente?

De todos los países que he visitado, me fascinó especialmente Tailandia. Me encantó. Ya más a nivel profesional o deportivo, me motiva viajar a Estados Unidos, a Brasil (cada torneo es un espectáculo). Este año, además, tengo especial ilusión por comprobar qué tal organiza Hamburgo el Campeonato del Mundo. Seguro que lo hacen muy bien. Por contra, no me seduce nada viajar a China.

Si tuvieras que elegir uno o dos torneos del World Tour que estén especialmente bien organizados, que traten de una forma especial y exquisita a los participantes, que tengan una gran respuesta del público, ¿cuál o cuáles nos dirías?

Ahora mismo, dos de los mejores torneos son el Gstaad, en Suiza, y el de Viena. Están a la altura de un Campeonato del Mundo o unos Juegos Olímpicos. Cuidan todos los detalles: un catering espectacular, un sistema de desplazamiento perfecto, muchas atracciones para los espectadores… Son dos eventos de primer nivel.

liliana Fernandez
En los vuelos largos, en las escalas en aeropuertos, ¿música, lectura, películas?

Pues en las escalas de los vuelos largos, andar. Aprovechamos esas escalas para movernos, para pasearnos por los aeropuertos. Y para pasarlo lo mejor posible en los vuelos largos, lo tengo claro: música y series.

Por último, cuéntanos la anécdota más curiosa (ya sea en un hotel, en un avión, en un aeropuerto) que te haya pasado en estos más de 10 años de militancia en el circuito internacional

Con apenas 19 años, al principio de empezar a viajar a nivel internacional, me tocaba desplazarme a Israel, a un Europeo sub-20. Mi padre, como cualquier padre, sacó su vena más proteccionista y me compró dos spray de gas pimienta, por si lo necesitaba. Producto de mi inexperiencia, me metí los dos recipientes en la bolsa de mano. Increíblemente, pasó el primer control de seguridad, pero al llegar a la puerta de embarque, me volvieron a inspeccionar la bolsa y se lió una tremenda. No querían dejarme subir al vuelo. Tuvo que intervenir mi entrenador. 20 minutos de negociación. Claro, con toda la psicosis pocos años después del 11S, y con todo lo que supone viajar a Israel, es fácilmente imaginable la que se montó. Ahora, lo recuerdo con humor, pero en aquel momento lo pasé realmente mal.