Una Fallera Mayor que hace ippones

Marta Ortiz está viviendo un año mágico. Un 2015 especial y en el que está disfrutando al máximo de sus dos grandes pasiones: el judo y las fallas.  En el tatami ha brillado con luz propia en el último Campeonato de España junior, donde se ha colgado una medalla de bronce. Y en la fiesta, es la máxima representante de su comisión, Cronista Vicent Beguer i Esteve de Torrent. Una Fallera Mayor muy completa.  Aparte de amar la fiesta, derrocha dulzura, simpatía y carisma. Características compatibles con su dureza como deportista y con sus habituales ippones a las rivales

¿Qué significan para ti las Fallas?
No es una simple fiesta, es una tradición que implica muchos valores como la solidaridad, el esfuerzo, el trabajo en equipo o la cultura. Todos esos valores me los han inculcado desde pequeña en mi familia y también en mi comisión fallera. Este mundo es una de mis pasiones.

Este año, además, eres Fallera Mayor de tu comisión. ¿Cómo lo estás viviendo?
En 2015 estoy cumpliendo un sueño porque soy Fallera Mayor y eso es el deseo de cualquier mujer que vive con pasión la fiesta. Están siendo unos meses muy intensos. Es cierto que, entre entrenamientos, estudios y actos falleros, estoy llevando una agenda muy ajetreada, pero intento organizarme para llegar a todo.

¿Qué similitud ves entre el esfuerzo que hacen los deportistas y el que hacen los falleros?
Una temporada de cualquier deporte es equivalente a un ejercicio fallero porque, como he comentado, uno de los principales valores en el mundo fallero es el trabajo en equipo. Y en el deporte, para alcanzar el éxito sea a nivel individual o colectivo, se necesita contar con un buen equipo detrás. Los falleros, al igual que los deportistas, trabajan juntos para lograr unos objetivos.

Si se dedicara un monumento fallero al deporte del judo, ¿cómo te lo imaginas?
Por una parte, ensalzaría los principios que representa al judo: el respeto, el esfuerzo, el compañerismo y el trabajo. Y después, criticaría la falta de apoyos y ayudas al tratarse de un deporte minoritario. Con todo eso, se podría hacer una buena falla.

¿Qué quemarías del mundo del judo o del deporte? ¿Y qué indultarías?
Quemaría todo lo que produce la rivalidad mal entendida: el rencor o el afán de protagonismo, e indultaría la esencia que dignifica a este deporte.

El mundo de las fallas está lleno de arte, luz y color. El judo en si mismo también es un arte. ¿Cómo sería tu combate perfecto?
El judo, aunque no lo parezca, también está lleno de luz y color. Para mi el combate perfecto sería un combate limpio, donde pudiera ganar el mejor y se viera reflejado el esfuerzo que hacen los dos judokas durante sus entrenamientos.