Ha pasado un tiempo, pero la herida sigue sin cicatrizarse por completo. Han transcurrido más de 100 días, pero todavía hay huellas de la conmoción sufrida. El pasado 14 de julio, la selección española masculina de rugby seven perdía toda opción de disputar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Una decepción mayúscula. Complicada de digerir. Sobre todo, por imprevista y prematura. Llegó en el cruce de cuartos de final del Preolímpico europeo disputado en Francia. Contra todo pronóstico, los “Leones” cayeron derrotados ante Portugal. Obtener el pasaporte directo para Tokio (sólo lo lograba el campeón del Preolímpico) se antojaba difícil. La lógica apuntaba a la consecución de la segunda o la tercera plaza, cuyos propietarios se ganaban el derecho a disputar el Preolímpico Mundial en 2020. Sin embargo, el desenlace fue fatídico. Una triste resolución que no entraba en ninguna previsión, ni siquiera en las más pesimistas, era. Tras la felicidad experimentada en Río, llegaba el enorme vacío en Tokio.
Cuatro meses después, la selección española de rugby seven vuelve a escena. El combinado nacional empezará a disputar, en breve, una nueva edición de las Series Mundiales, el prestigioso circuito internacional en el que compiten 15 selecciones y que está formado por 10 jornadas. Y entre los “Leones” dispuestos a afrontar esta nueva etapa, Javier Carrión, integrante del Proyecto FER y único jugador valenciano que, de momento, va a estar presente en las dos primeras Series: la prevista en Dubái, del 5 al 7 de diciembre; y la fijada en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, del 13 al 15 de diciembre. A pocas semanas de reencontrarse con los vibrantes partidos internacionales, éstas son las impresiones del deportista alicantino:
Lo que pasó en Colomiers fue duro. Llevábamos todo el año esperando ese Preolímpico, preparándolo a conciencia. Que se nos escapara nos generó una gran desolación. Teníamos muchas expectativas y una gran ilusión de volver a unos Juegos Olímpicos. Realmente, fue una pesadilla. Ha pasado un tiempo, pero todavía duele.
Cuando ya llegas a una cierta edad y te conviertes en uno de los veteranos del equipo, creo que es preferible plantearte los objetivos a corto plazo, año a año. Mientras vea que sigo dando el nivel y aportando cosas a la selección, mi idea, por supuesto, es llegar a los Juegos Olímpicos de París, pero no a cualquier precio. Quiero llegar siendo una pieza que tenga protagonismo en el equipo, que sume y, sobre todo, que no reste.
Estos dos primeros años, la idea que tengo es la de compaginar el rugby con los estudios. Mi etapa como deportista profesional acabará. Por tanto, he de ir preparando mi futuro personal y laboral. En 2022, en cuanto se acerquen citas importantes como la clasificación para un Mundial o para otros Juegos Olímpicos, si el entrenador sigue contando conmigo, el rugby volverá a ser la prioridad principal.
Tenemos la suerte de contar con un equipo bastante joven. Después del Preolímpico, solo anunció su retirada Marcos Poggi; es decir, el bloque, a priori, va a continuar. En todo caso, se ha creado una academia para los más jóvenes que va a aportar muchos jugadores al primer equipo. Por tanto, en breve, veremos a caras nuevas en el combinado nacional.
Este año, está siendo un año complicado para la Vila porque muchos jugadores se han retirado después del periodo en División de Honor. Lo bueno es que se ha conseguido conjuntar un equipo con solvencia y con calidad que está logrando resultados positivos. El objetivo nos lo va a ir marcando el tiempo a medida que transcurra la temporada. Personalmente, tengo muchos compromisos con la selección, pero aportaremos lo máximo que podamos.